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La Templanza

Hace algo más de 8 semanas que comencé El Camino del Artista, un taller semi- presencial que guía Marian en torno al libro creado por Julia Cameron.

Entre otras actividades como reuniones presenciales y sesiones telefónicas , estamos realizando sesiones conjuntas virtuales.

Sea como fuere, el alma de estas reuniones reside en las ganas de hacerse preguntas y crecer de cada uno de los componentes del grupo.

Hoy el grupo de los martes hemos compartido algo mas de una hora y media de experiencias, vidas “ideales” y acciones reales para hacer desde esta misma semana para llegar al objetivo

Exponer las ilusiones y creencias limitantes de cada uno de nosotros de esta forma común, nos ayuda a empatizar, a ser más comprensivos con nosotros mismos y a ser soporte emocional unos de otros.

Contar con la guía de Marian, ofrece un canal brillante donde dejarnos caer, de modo que podamos mostrarnos en total vulnerabilidad. Hoy ha compartido con nosotros una carta del Tarot, la carta de LA TEMPLANZA. Nunca he sido muy creyente de este “juego predictorio” pero he de reconocer que me abro a conocer la experiencia y comprobar su realidad conmigo misma.

Nos ha invitado a observarla y a identificar qué parte de la misma es la que nos llamaba la atención… pues bien, lo que mas ha llamado mi atención es el camino que lleva al centro de dos montañas y al sol…

Soy una persona emprendedora, soy una creadora incansable, una mujer persistente en lo que se propone. Podría decirse que llevo casi toda la vida creando el camino que estoy andando. Dice mi hermana que soy tan emprendedora que emprendo por ella y por las otras tres hermanas que tengo… también es verdad que soy la que más “fracasos” y aprendizajes acumulo. (En mi afán por ser generosa conmigo, intento no ser demasiado dura con las criticas en cuanto a “abortos creativos” se trata, seleccionando siempre todo lo bueno que cada uno de estos pasos me ha reportado para seguir caminando.)

Pues bien, me decía Marian con relación a la parte que he seleccionado de la carta de la Templanza, que soy una persona con el objetivo muy claro, que estoy en el buen camino, pero que los resultados tal y como los quiero no serán inmediatos, -Templanza en el caminar de tu camino, llegar, llegarás –

Media hora después y sorprendida de toda la información que de una “simple” carta se puede sacar, hemos dejado fluir la reunión, llevando a cabo una adaptación de un juego maravilloso en torno a emociones, vivencias y valores llamado Transformation Game.

Pues bien, el tablero tenia preparada para mi la pregunta… -Qué es lo que más valoras de las personas?- BOOM

Valoro la honestidad de los demás, la que nace de la esencia.

-Has de permitirte ser honesta contigo misma primero…- me ha dicho la facilitadora de este increible juego.

Todo esto después de que mi respuesta a la pregunta de la primera dinámica trabajada en la sesión a cerca de lo que seria para mi una vida ideal fuese la siguiente…

- Mi vida ideal seguramente sea ayudando y compartiendo con los demás a través del audiovisual, escribiendo o algo así, seguramente seria madre también… pero lo mas importante para mi no es tanto el qué estaré haciendo en mi vida ideal sino el cómo soy yo en mi vida ideal, soy libre, de condicionamientos, de estereotipos, libre de pensamiento, creencia y decisión.

Reflexiono entonces que primero habré de darme permiso para ser honesta conmigo misma, pudiendo entonces ser más libre y que el resultado sea llegar por el camino que ya vengo andando, al objetivo y destino que tengo enfocado.




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Yo, no sé meditar

Yo, no sé meditar

La palabra meditación y yo  nunca hemos tenido demasiada buena relación. Nunca nos hemos puesto de frente y la he negado, simplemente he hecho como si no existiera, como si formase parte de la vida y vocabulario de otras personas.

Escuchar la mente, o dejarla en blanco… ¿qué sentido podría tener eso?

Desde muy joven he disfrutado de vivir metida en una espiral de generar, hacer, producir, ganar, perder, tener… ahí, la parte que no es tangible tiene poca cabida, y el silencio mental es un absoluto desconocido.

Un día cualquiera, de esos en los que te levantas y crees que todo seguirá igual, tu vida te para con un ataque de ansiedad. Al final, estaba acumulando más de lo que era capaz de gestionar.

Enfocada en aprender a vivir con tal descomunal cúmulo de información y de problemas de mayor o menor relevancia, descubrí que lo que tenía dentro de mí era un cuello de botella que no dejaba salir nada de lo que tenía dentro.

Fue entonces, hace algo más de 15 años cuando tuve mi primer contacto con una profesional que me hablo de “canalizar” para poder afrontar lo que estaba viviendo. Y canalizar no es otra cosa que parar y observar cómo responde la mente para que desde la tranquilidad, se puedan ir sacando las cosas que nos generan un peso extra y no nos dejan continuar.

Para esos entonces llegó a mi vida el libro “La buena crisis” de Alex Rovira, desde entonces nada ha sido igual en mi vida.

Pero yo, no se meditar.

Cambié de ciudad y de vida, dejé atrás familia, amigos, hogar y cientos de miles de experiencias, me marché sin mirar atrás, aunque a veces cuando vuelvo a mis raíces, siento que de alguna manera nunca me fui. Deje todo atrás, pero me lleve mi estilo de vida, el mismo estilo que me acorralaba continuamente y me esclavizaba. Querer ser la mejor y llegar más alto tenía un precio que merecía la pena pagar, al menos eso creía.

Unos cuantos años después de mi llegada a la capital, una hija y embarazada de la segunda, vivo mi segundo bloqueo y ataque de ansiedad,  conduciendo y en pleno trayecto al trabajo pierdo la vista, a una velocidad de 60km/h los segundos parecen horas para unos ojos que no pueden ver y para un cuerpo en el que se activa el modo bloqueo por “peligro”… la vista volvió, así como los dos años sin conducir fuera de la ciudad por miedo a que volviese a pasar.

De nuevo el cuerpo me había dado un aviso.

Con el tiempo descubrí que por más insistencia que hubiese por mi parte de no escuchar a mi cuerpo, de no entender a mi mente, jamás podría obrar de forma paralela, ya que todo es uno y lo que afecta de una u otra forma a una de las partes, arrastra al resto.

“Si tu cambias, todo cambia”, había escuchado esta frase infinidad de veces, pero sinceramente, nunca le había prestado mucha atención, pero decidí probar  y actuar en pro de lo que decía…

Comencé con el cambio y de forma casi mágica empezaron a aparecer en mi vida todo tipo de maestros, coach, psicólogos, instructores… cada uno con un mensaje, cada uno con una enseñanza…

Pero yo, no se meditar.

Aparece entonces mi gran maestro, que, sin saberlo, me hace de ejemplo y me inicia en lo que de lejos pareciera ser una vaga intención de meditación…

Demasiada actividad dentro de mi cabeza…

  • -Tienes muchas cosas que hacer para estar aquí parada sin hacer nada…
  • -Que pérdida de tiempo tan grande
  • -No vas a conseguir dejar de pensar en todo lo que tienes que hacer
  • -Esto no es para ti, eres una ingenua si pensaste por un momento que funcionaría
  • -Puedes quedarte aquí parada o ponerte a producir…
  • -Parar es un lujo que igual no deberías estar tomándote en este momento…

Entre tanto, aparece por casualidad el libro “El disfraz el meteorito” de Cris Novela y si bien el libro llamó mi atención por abrirme los ojos en cuanto a la obsesión que tenemos en esta sociedad por mostrarnos de una forma muchas veces poco real y creernos además esa imagen falsa de nosotros mismos, pero que encaja a todas las escalas dentro de los círculos y estándares, fue el proyecto que hay escondido detrás del mismo el que me hizo creer en el poder de la mente.

La vida me regaló poder tomar café con Cris, que es un baúl lleno de magia la mires por donde la mires… puedes creer o no en su espiritual estilo de vida, cuestionar sin pruebas la eficacia de su método, puedes envolverte en el desconocimiento que nos hace verter juicios… pero hay algo que no puedes hacer cuando la tienes delante, sentirte indiferente.

He conocido pocas personas que como ella te miren de frente largos minutos mientras hablas, ese tipo de personas que parecieran tener el poder de ver lo que tienes dentro con solo observarte, ese tipo de personas que dan luz a toda ser que tocan… Cris es ese tipo de personas, calmada, cercana.

-Voy a subir unas meditaciones en The Wake Up Concept  a las redes sociales, igual podrías ver que tal te funcionan –  me sugirió

-Yo, no se meditar – repliqué

Pleno confinamiento, más de 18 días encerrada en 60 metros de piso, con algo más de 5 ventanas por las que dejar entrar la luz y el aire… 18 días compartidos con dos almas inquietas de 4 y 6 años… 18 días en los que se necesita algo más que buena voluntad para encontrar la paz y el equilibrio en el caos.

Ahí estaban aquellas meditaciones, seguidas de un breve y modesto mensaje que conseguía hacerte pensar largo rato después de escucharlo… ahí estaban sus meditaciones guiadas, sostenidas por una música capaz de transportar a otra dimensión a cualquiera que se diese la oportunidad de parar y dejarse llevar.

- Yo, no se meditar Cris, he conseguido un estado de relajación enorme, he repetido cada meditación varias veces y lejos de conseguir “meditar” lo único que he conseguido es sentirme en paz durante ese rato en el que escuchando tu voz a parecido pararse el tiempo-  envié en una nota de voz a Cris 

-Si te relajas es precisamente porque consigues esa conexión energética Bea, y ese  es precisamente el resultado. Tu versión más pura es la que está en paz con todo. ESA es tu esencia. A que molas mucho? Y lo mejor… a que no te conocías?-

- Yo, no se meditar, pero he meditado -



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Ser mujer, SER MADRE

El arquetipo de la madre.

La madre, la amante, la fase ovulatoria o la luna llena…

Todas hacen referencia a ese momento en el ciclo de la mujer en que a mi modo de sentir, somos “mamá gallina” y no solo por que tengamos hijos, sino porque también tenemos madre, porque tenemos ese sentimiento tierno de cuidar a los nuestros.

Acompaña el curso de la semana un cuento maravilloso que adjuntaré narrado por la misma Gemma para que podáis inundaros de la mágia que contiene en sí mismo, más allá de creencias varias. El cuento es el de la mujer árbol. (Escuchar Cuento

Nos regala Gemma entre muchas otras reflexiones en su curso Nútrete para Nutrir, una canción final para reflexionar.

Esta semana será ahí donde me detendré, y en lo que me gustaría hacer hincapié. Soy madre, y bien podría detenerme en mi propia maternidad, pero escuché aquella especial canción y todo me indicó que de quien quiero hablar no es de mí como madre, sino de mí, como hija hacia su madre.

Me vienen recuerdos de la que creo ha sido una de las épocas más duras a nivel de desarrollo emocional, la adolescencia que viví, y no solo viví, sino que hice “padecer” a mis padres, en especial a mi madre.

Ahora, visto en la distancia, me avergüenza la idea de recordar que hubo un tiempo en que odiaba a mi madre, la odiaba profundamente.

Esa mujer que todo lo criticaba, que siempre hablaba en imperativo. Esa mujer que me cuestionaba, censuraba y que me hacia la vida imposible. Esa mujer que no era justa conmigo. No era yo tan mala malísima, ni tan rebelde, ni tan contestona y “respulera”… o eso pensaba desde lo más profundo de mis adentros. A pesar de todo siempre estaba ahí para mí.

Era, aunque no fuese consciente, una adolescente de manual, de riguroso manual, pero yo no me sentía así. Sentía que era una incomprendida y que a pesar de que a mis hermanas también se les exigían determinadas tareas de convivencia, las mías siempre eran más duras y estrictas… o eso creía. A pesar de todo siempre estaba ahí para mí.

Me escapé varias veces de casa, con la supervisión de mis hermanas, éramos una piña y a pesar de que no siempre estaban de acuerdo de las decisiones inmaduras que tomaba, siempre me apoyaron, me hice un piercing en el ombligo siendo menor y acudiendo sola y a escondidas a hacérmelo, eso supuso una grieta enorme en la confianza que se había depositado en mi, si es que alguna vez se confió en mí, o eso pensaba. A pesar de todo siempre estaba ahí para mí.

Creo que fui acumulando decepción tras decepción en mis padres, fui la primera en suspender un examen, la primera en repetir un curso, me fui a estudiar fuera porque quería bailar  y tiré un año entero a la basura a costa del esfuerzo económico que mi “capricho” suponía para mis padres, suspendí el carnet de conducir,  me casé joven y me divorcie a los dos años…  una joya…

Nunca entendí porque mis padres eran tan “censuradores”, no lo entendí hasta que me independicé, y eso fue pronto porque necesitaba salir de un lugar en el que no consideraba que se respetasen mis “derechos” ni “libertades”.

Maduré, y empecé a ver con perspectiva. Empecé a conocer el miedo que movía a mis padres a la hora de educar a sus hijas, entendí el dolor que cada fracaso que yo vivía también lo padecían ellos. Maduré y entendí cada uno de los pasos que dieron mis padres, que dio mi madre, todos y cada uno de ellos.

Ahora soy yo la madre y no creo saber hacerlo mejor de lo que lo hizo ella conmigo. Es más, espero que llegado el momento, sea yo la que tenga la entereza que demostró ella siempre frente a sus hijas en pro de que fuesen las mujeres que son hoy.

Es en buena parte gracias a ella que somos mujeres integras, responsables, amorosas con los nuestros, empáticas, luchadoras y sobre todo libres, somos mujeres libres, como siempre lo ha sido ella para nosotras y es ahí donde reside la grandeza de una madre para sus hijas.

A día de hoy sigo acumulando aprendizajes y éxitos en mi vida, sigo siendo la hija que arriesga para ganar, la que no teme a nada y sigue adelante, por un camino que aprendió del mejor ejemplo que tuvo, tiene y tendrá en su vida, su madre.



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Ser mujer, SER DONCELLA

Ser mujer, ser Doncella

Unen al periodo de la preovulación de la mujer el arquetipo de la doncella, por encontrarse en ese renacer post menstrual y por conectar con la esencia mas inocente y niña.

Dice la Wikipedia que se entienden los arquetipos como patrones e imágenes arcaicas universales que derivan de lo inconsciente colectivo y que son la contraparte psíquica del instinto. Dicen de ellos que son formas autónomas y encubiertas que se transforman una vez acceden a la consciencia y se les da una expresión particular por parte de los individuos y sus culturas.

Lo que para mi significa que son representaciones de algo que existe solo en las historias vinculadas a tradiciones, religiones y culturas.

Siempre me han llamado la atención los arquetipos, esas imágenes con aspectos de todo tipo, dioses mitológicos que parecieran bajados del mismísimo cielo o traídos de los mas profundos infiernos. Me apasiona el misticismo y la magia que encierran estas imágenes, estas representaciones.

Segunda semana del taller Nútrete para Nutrir de Gemma Cazorla.

Me intriga la forma en la que se crean esos escenarios llenos de cositas varias, cada una con un significado, cada una con un alma.
Los llaman altares, y gozan de ser lugares de veneración, que lejos de tener connotación religiosa, suponen crear un espacio lleno de flores de colores que recuerden a la naturaleza, inciensos de olores que te lleven a diferentes lugares, imágenes que te recuerden un tiempo pasado, y todo tipo de símbolos que ayuden a trabajar e inspirar la temática de ese día por el grupo de diosas que queden reunidas en un espacio determinado. Crear un altar es dar alma a un espacio físico, es llenar de magia una habitación de cuatro paredes, crear un altar es dar vida a la energía que sin duda se crea alrededor de este espacio. 

Parece cosa de santería y de nuevo me hago consciente de los prejuicios vertidos en torno a la creación de estos espacios cuando la verdad es que en mi casa tengo una habitación llena de atrapa sueños, hadas, luces tenues y olor a frutas del bosque. En mi casa he creado de una habitación de cuatro pareces, un autentico lugar lleno de magia en el que duermen mis hijas libres de pesadillas y de monstruos imaginarios.

Goza un rincón de mi salón de todas las obras de arte pintadas por mis dos artistas, un bambú metido en un sencillo jarrón de cristal de forma cuadrangular llena de piedritas de todos los viajes al campo que hemos hecho. Hay un pequeño peluche de cuando una de ella nació y un par de varitas mágicas con un cascabel del último cumpleaños celebrado… tengo la casa llena de pequeños altares que venero por el alma que tienen, por la vida que dan.

Con altar o sin el, con arquetipos mágicos o no, considero que no tenemos educación a cerca del ciclo de la mujer, al menos no la suficiente. En mi casa siempre se trataron los temas con total normalidad y confianza y aun así, oculté durante meses a mi madre haber tenido mi primer periodo.

Naturalizar, hablar, informar y tratarlo como cualquier otro tema que conforma nuestra sexualidad y nuestra vida como mujeres creo que compone uno de los pilares más importantes en el sano desarrollo de nuestras hijas.

Habla Gemma de la conexión que se crea entre madres e hijas en sus talleres para tratar el ciclo de la mujer y la primera menstruación de las niñas. Habla de hacernos mujeres conscientes que lideren de forma sana espacios seguros en los que compartir con las niñas que serán las futuras mujeres que formarán nuestra sociedad.

Como madre y como mujer tengo la necesidad de aprender a acercarme a mis hijas, de crear ese espacio de confianza y de libertad. Tengo la inquietud de poder sostener sus momentos de cambio, sus dudas en torno a su desarrollo. Como madre y como mujer quiero compartir con mis hijas el paso de niña a mujer viviendo libres al son del preovulatorio, al paso de la doncella.



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Ser mujer, SER PODEROSA

"¿SOMOS CONSCIENTES DE TODO EL PODER QUE SUPONE SER MUJER?"

-Me levanto con una energía que podría cambiar el mundo, podría conseguir cualquier cosa que me propusiese.
-Me levanto empática, receptiva, soy diplomática y pongo en alza la frase – elijo ser feliz frente al tener razón –
-Me levanto y quiero estar sola, conmigo, introspectiva. No me apetece expresar y posiblemente todo lo que se me diga me parecerá regular o mal. En definitiva “no me aguanto ni yo”
-Me levanto y soy la aprendiz de hiervas más pro que conozco, dejo ir lo que no me aporta y me enfoco en mi parte mas espiritual

Me levanto, sea como sea, siendo mujer, y desde el más puro desconocimiento me aferro a la idea de que todos y cada uno de los días del mes, tengo que tener las capacidades pleno rendimiento para hacer todo lo que pretenda y se espere de mí. 
Y sí, seguramente sea capaz de llevar a cabo una creación, tener una reunión fructífera o ser lo suficientemente asertiva en cualquiera de los días que componen el calendario, pero eso no quiere decir que me esté escuchando, que me esté honrando como mujer.

Llego a esta conclusión cuando observo lo costoso que se me hace algunos días desempeñar algunas tareas que otros me salen de forma automático ligera. Observo que unos días podría mover una montaña y otros solo quiero hacerme bolita en medio de la nada. Observo que soy mujer y que tengo un ciclo que cuanto menos tengo que conocer.

Ha sido conocer a 
Gemma Cazorla y gracias a las sinérgias que vengo viviendo en mi vida últimamente que he descubierto la importancia del ciclo en la mujer y que conociéndolo es posible responder a todas mis preguntas a cerca de mis estados físicos, emocionales y espirituales.

Hoy he comenzado con un Taller Virtual maravilloso liderado por la Maestra Gemma, llamado 
Nútrete para Nutrir.

En este taller reúne las mejores enseñanzas recogida a lo largo de su extensa formación como Maestra Reiki, Doula, Moon Mother, Terapeuta Menstrual, Facilitadora de Círculos de mujeres y organizadora de Blessing Way entre otras… para que otras mujeres puedan acompañar nuevos grupos de mujeres y se cree una red maravillosa de mujeres poderosas que guían a otras mujeres a través de una serie de talleres y rituales enfocados a conocerse desde lo femenino. 

Hoy he dado los primeros pasos en un mundo hasta ahora desconocido para mi y que solo puede que aportarme empoderamiento, crecimiento y amor por mi feminidad en un ambiente íntimo y respetuoso.
Tengo el privilegio de formar parte de esta primera edición que ha sido un éxito desde su promoción hace unas semanas.

Con nervios y emoción escucho el primer audio sobre el contenido del taller que tendrá una duración de 4 meses y en el que formare parte de un grupo de apoyo a través del cual se compartirán músicas, rituales, meditaciones, documentos de trabajo y vídeos con las enseñanzas de la semana.

Ciclos, rituales, chamanismo, mujer diosa, mujer hechicera, espacio sagrado… son palabras que hace solo unos meses hubiese asociado a “brujería” (usada esta palabra con todo el amor y respeto del mundo), pues si de brujería se trata…
Bendita sea que me hace poderosa, conocedora de mi cuerpo, que me hace mujer cíclica, doncella, madre, bruja, hechicera. 
Bendita brujería que me hace MUJER QUE SE RESPETA Y SE HONRA