-Hay un largo camino, hacia la libertad, pero vale la pena descubrir que se puede llegar.-
Así comienza la historia que tiene ya tantos como 36 años. En un viaje a Valencia, montadas en una furgoneta C15 que olía a cuero , aquel olor que decía mi madre se iría con los años era el olor a nuevo afirmaba, nunca se fue.
Tres días al año, camino del mismo puerto, del mismo hotel. 250 km escuchando una y otra vez la cinta de cassette que marcaría la banda sonora de nuestra vida.
Valencia, C15 y Paloma San Basilio.
Paloma San Basilio junto a otros dos señores de los que desconocía nombre y procedencia, daban la voz a la canción, larga, la más larga del cassette, que además contaba con una versión en castellano y una versión en inglés, cada una en una cara de la cinta.
No éramos conscientes , ni siquiera mi madre que era la que decidió comprar aquella cinta de que, aquel mensaje de libertad y de camino, nos acompañaría cada día de nuestras vidas, que aquella canción seria la que apoyaría cada paso que diéramos, que nos acompañaría en cada nueva etapa, que esa canción secaría las lágrimas que nacen en la distancia.
Aquella canción, marcaría un lugar, marcaría un camino, marcaría una vida.