El tiempo, es relativo.
El tiempo, es lo que haces con el tiempo.
Con independencia de la situación particular de cada familia, en las que hay personas más o menos mayores, con diferentes grados de riesgo.
Con independencia de que a causa de todo esto nos metamos en una crisis hasta ahora no conocida… con independencia de todo esto quisiera hacerme eco en el “cómo” vivimos el “regalo del tiempo”.
El tiempo… esa palabra que hace referencia a algo relativo, y diré relativo porque depende de cada uno el cómo se viva. Si bien es el mismo para todos y 60 segundos siempre serán 1 minuto, seas de la clase social que seas y vivas donde vivas, es una realidad que hay quien ve en esos segundos un momento efímero sin más y hay quien ve un puñado de oportunidades por cada segundo que pasa en su reloj. El tiempo, es relativo. El tiempo, es lo que haces con el tiempo.
Pedimos tiempo, es comúnmente conocido como el bien más preciado del ser humano del primer mundo, no tenemos tiempo, o si, pero lo seguimos reclamando, porque el que se nos ha dado a todos por igual lo tenemos invertido en cientos de miles de cosas que hacer y que atender, muchas de ellas sin sentido. Una de dos, o no sabemos aprovechar el tiempo o sencillamente no está equilibrado el número de cosas que hacer con las horas de las que disponemos al día.
Sea como fuere, nos pasamos el tiempo reclamando más tiempo.
Tiempo para estas con nuestras familias
Tiempo para leer, escribir, bailar, cantar…
Tiempo para tener una buena conversación con nuestras parejas…
Tiempo para compartir con tus hijos…
Tiempo para cocinar y comer disfrutando sin prisa…
Tiempo para meditar, tiempo para descansar…
Queremos más tiempo, y nosotros por si solos no somos capaces de sacarlo de ningún lado, todo lo que compone nuestra vida ocupando minutos y horas, por lo visto, es imprescindible… Y de repente, un día, TODO SE PARA.
Se nos regala tiempo, y no por una causa que nos agrade ni por la que nos alegremos, pero se nos regala tiempo, y entonces, la misma ansiedad que nos genera el no disponer de el, nos aumenta al vernos desbordados de minutos que disfrutar fuera de lo rutinario, lo pautado , lo agendado.
Pasamos de la burla a la situación de encierro al drama más absoluto por no saber qué hacer. Vivimos tan sobre-estimulados que no somos capaces de permanecer en nuestras casas, dotadas de todo tipo de comodidades, tranquilamente y disfrutando de tan solicitado y preciado tiempo para nosotros.
Y no soy una mujer de mediana edad que vive sola, soy una mamá que vive con sus dos hijas pequeñas cargadísimas de energía, que tienen una montaña de deberes que hacer cada día y que cuando se repartió la paciencia debía esta distraída… soy una mama que pasa todo su tiempo haciendo cosas, para ella y por los demás, es más, a veces peco de sobrecargar mi vida con millones de cosas, evitando así pararme a escuchar qué es lo que realmente necesito. Me sorprende descubrir que aún no hemos encendido la tele y que los whatsapp se acumulan en mi teléfono, ahora que es cuando más tiempo tengo, no lo tengo para estar tirándolo… curioso…
Veo a mis hijas en su inmensa inocencia y sabiduría, tienen claro lo que quieren, jugar, siguen teniendo poco tiempo para jugar, solas, con su hermana o con mamá… y es que es precisamente jugar lo que necesitamos los adultos. Es lo primero que sacrificamos, el tiempo de disfrute, el jugar, y eso a la larga nos pasa factura. Nadie se queja de pasar poco tiempo en el trabajo, nadie osaría a pedir más tiempo de atascos, de innumerables obligaciones domesticas o sencillamente nadie se quitaría más horas para dormir, nos quejamos de no tener tiempo para nosotros, pero es el primero que sacrificamos, porque al parecer eso no es prioritario.
Es posible que de este momento a cuatro o cinco días más, los 60 metros de piso se nos queden pequeños, la “terraza” de un metro cuadrado donde mis hijas han decidido tomarse el postre compartiendo espacio con las escobas y la lavadora también sea insuficiente… pero ¿qué sentido tiene ponernos a pensar en eso? Hace una semana no tenía tiempo, y ahora, lo tengo todo.